JUNIO: PERLA

Originaria de océanos, lagos y ríos al rededor del mundo. Es una pieza considerada atemporal, amada por mujeres de todas las edades. En el antiguo oriente se creía que las perlas eran lágrimas que caían del cielo. En la mitología China se solía creer que las perlas provenían de dragones.

Las perlas son gemas orgánicas que crecen dentro del tejido de un molusco vivo de agua salada o de agua dulce (ya sea una ostra o un mejillón). Las perlas naturales se forman cuando el molusco segrega una sustancia llamada nácar alrededor de un irritante como un trozo de arena o un parásito que ha invadido su caparazón. Las perlas cultivadas son producto de la intervención humana.

Las perlas se asocian con la pureza, la humildad y la inocencia. En el antiguo texto sánscrito Atharvaveda, se decía que las perlas otorgaban una larga vida y prosperidad. En Asia, se creía que las perlas ayudaban a aliviar la indigestión y las hemorragias.

Algunos médicos árabes del siglo XIX sostenían que el polvo de perlas mejoraba la vista, calmaba los nerviosos y aliviaba la depresión.

Las perlas son encontradas en agua caliente y limpias. Los moluscos no producen perlas en aguas contaminadas.

Las perlas de agua salada son las encontradas en Asia, las de Mar del Sur son las provenientes de Australia, las perlas “negras” son originarias de la Polinesia Francesa.

Dato curioso: Las perlas se regalaban tradicionalmente como regalo de bodas.

 CUIDADOS Y LIMPIEZA: Son consideradas gemas suaves por lo que requieren de cuidados muy especiales. Te recomendamos guardarlas separadas de otras piedras y metales para evitar que se raspen o rayen. No las guardes en bolsas de plástico pues el químico de éstas puede dañar la superficie de tu perla. También te sugerimos que no le apliques perfume, cosméticos ni cremas. Para limpiarla usa una tela suave y sólo frótala con cuidado.